"No ahorre sangre de gaucho”
Ojo
con la posteridad!
Imagínense
Vds. insultando a alguien con el clásico “¡hijo de puta!”, para que, dentro de
dos siglos, un historiador refute el dicho documentadamente, con que la madre
del fulano no ejercía la prostitución.
¿Ridículo?
¿Pudo
sospechar Sarmiento que en los siglos XX y XXI los trazos caricaturescos de sus
imprecaciones podrían ser usados en su contra como si fueran una rigurosa
expresión literal de sociología política?
Sarmiento
era exuberante y creativo en la imprecación:
Vaya
de ejemplo ésta dedicada a Alberdi “Y no
ha habido un hombre….que le saque los calzones a este raquítico, jorobado de la
civilización y le ponga polleras, pues el chiripá, que es la lucha con el frac,
le sentaría mal a este entecado débil, enfermizo, que no sabe montar a caballo;
abate por sus modales, saltimbanqui por sus pases magnéticos, mujer por la voz,
conejo por el miedo, eunuco por sus aspiraciones políticas, federal-unitario,
ecléctico panteísta, periodista abogado, conservador-demagogo y enviado de la
República Argentina, botarate insignificante”
¿Pero
ello implicaba en él la manutención de odios profundos?
No
parece. Todos sabrían que el cotidiano desborde verbal, siempre creativo, era
una superficialidad de su carácter. A Agustín Cabeza le dice, coloquialmente, “Usted no es cabeza, es cola. Y muy sucia”.
Alberdi
no podría tampoco ignorarlo, como que, regresando de su emigración, y pasando
sobre el recuerdo de aquellos espantosos dichos, decidió visitar al sanjuanino
ya presidente, provocando en el antiguo iracundo aquel “a mis brazos Alberdi” y
su apretado reencuentro.
Al
recibir la noticia del triunfo en Pavón, Sarmiento le escribe a Mitre
inmediatamente.
Luego
de felicitarlo por la victoria, vienen las críticas, quejas y reconvenciones:
“No se ensoberbezca ante su amigo. No se
crea infalible. Usted en política erraba…
“El general Paz pudo hacer algo. Más
puedo yo ahora. Me siento más hombre. Déjese de ser mezquino. ¿Valgo yo menos
que los torpes que mandan un regimiento de caballería? Entiendo esta arma, y
usted sabe que tengo valor como cualquiera. ¿Por qué no me da el mando de uno
de los regimientos de línea, que ha quedado vacante, después de tanta
vergüenza?
“No trate de economizar sangre de
gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo
único que tienen de seres humanos.”
Como
se puede advertir por el contexto, la célebre “No trate de economizar sangre de
gauchos” no es una incitación a la crueldad (que para hacer creer eso se la
cita hasta la saciedad), sino una mofa contra la campaña militar de la cual
Mitre es responsable, a la que Sarmiento reputa como ineficiente hasta dar
vergüenza.
Mitre “ahorra” “sangre de gaucho”, la de la tropa
enemiga, no por un afán de economía humanística, sino a fuerza de ineptitud,
así que “La sangre es lo único que tienen
de seres humanos”, muy a su estilo imprecatorio y no de un pensamiento
real, sólo sirve para redondear el
sarcasmo. Congruente con eso, Sarmiento reclama asumir mando militar: “No me desprecie
como soldado. Valgo más que todos esos compadres que me prefiere. Tengo la
conciencia de levantar la caballería de su postración; porque la sentí postrada
siempre y nunca me hice ilusión. Usted lo sabe”.
El humor a costa de Mitre no es un exabrupto: toda la
carta anuncia el desarrollo posterior del enfrentamiento entre ambos.
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SARMIENTO FUSTIGADO POR "EL MOSQUITO" (MITRISTA) |
“Realizado su plan de
triunfar con sus propios recursos, vuelva al plan mío de poner en actividad a
las provincias…” (Mitre
se había puesto al frente del secesionismo porteño) “Es preciso dar un centro a la civilización en la falda de los Andes.
Yo me encargaría de ello, para pasar después a arreglar con Chile, la liga
americana contra España.” (Mitre se opondría a una unidad sudamericana para
enfrentar a España, planteada por Sarmiento en Chile y en Perú).
Mitre acabaría por ejecutar la oposición sistemática al gobierno
de Sarmiento; pero no se conformó con votar en contra de todos sus proyectos: además,
terminó en la cárcel por golpista. Sarmiento se pronunciaría contra su
amnistía.
Uno de los proyectos sarmientinos que Mitre haría abortar (en
consonancia con la Sociedad Rural, naturalmente), representaba el reparto
masivo de tierras entre los gauchos e inmigrantes, para la felicidad de
millones de trabajadores.
Sarmiento por la tierra para los gauchos, Mitre en contra. Ése
es el lenguaje de las conductas,
el que debería orientar mínimamente la lectura de las palabras.
¡Pero nos vienen con que Mitre vacilaba en reprimir a los
gauchos y Sarmiento lo azuzaba para acabar con sus últimos escrúpulos!
¿Hasta dónde abusarán de la credulidad popular los mercachifles
del ideologismo histórico, si no se les organiza una oposición seria a partir
de la tradición democrática argentina?
En cuanto a los del historicismo progre que recitan un Sarmiento “contradictorio”,
“hijo de su tiempo” (algunos creen que esto es una brillante “síntesis
dialéctica”, cuando no es más que un pobre eclecticismo), ¿realmente han
estudiado a fondo su pensamiento?
Ciertamente que, si de las palabras se trata, hay que leer al Sarmiento
de las obras densas, para resituar al de las expresiones al paso, traspasadas de
emociones y sobreentendidos circunstanciales. Los párvulos saben bien por qué
no toman en serio a su madre cuando los reniega al grito de “¡te voy a matar!”.
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