“Para aliviarnos de nuestra pobreza
bastaría con las sobras de nuestros tiranos. Si quisieran cedernos lo superfluo
mientras es tiempo, podríamos aun agradecérselo y atribuirlo a la humanidad.
Pero incluso lo que les sobra les parece demasiado para nosotros. La escasez
que nos aflige, la realidad de nuestra miseria no hace más que lisonjearlos,
mostrándole todo el precio de su opulencia. Venguémonos con nuestras lanzas
mientras nos queden fuerzas para ello. Los Dioses son testigos de que hablo así
por hambre de pan y no por sed de venganza.”
(Coriolano, Acto I; exhortación de un ciudadano,
en medio de un tumulto popular)
William Shakespeare
Por Hebe Levene
![]() |
Tiberio Graco |
“Si la táctica de la burguesía fuese
siempre igual, o por lo menos homogénea, la clase obrera aprendería
rápidamente a responder a ella con una
táctica también igual y homogénea. Pero, de hecho, la burguesía en todos los
países adopta, invariablemente dos sistemas de gobierno, dos métodos de lucha
por sus intereses y en defensa de su dominio, métodos que van alternándose o que
se entrelazan en las más distintas combinaciones. Es, en primer término, el
método de la violencia, el método que no admite concesión alguna al movimiento
obrero, el método que apoya a todas las instituciones viejas y ya caducas, el
método que rechaza rotundamente las reformas. (…) El segundo método es el del
“liberalismo”, el de dar pasos en el sentido del desarrollo de los derechos
políticos, en el sentido de las reformas, de concesiones, etc.”
De la Roma antigua han quedado fehacientes
documentos que demuestran la existencia de luchas sociales en el siglo II a.C.;
por ejemplo, las protagonizadas por Tiberio y su hermano Cayo Graco.
Tenemos de Tiberio Graco este discurso
al pueblo de Etruria:
“Los animales del campo en Italia tienen
al menos sus guaridas, pero los hombres que por Italia vierten su sangre, no
tienen más que la luz que los alumbra y el aire que respiran. Vagan sin
casa, sin morada, con sus mujeres y sus
hijos. Mienten los generales cuando los exhortan a combatir por sus tumbas y
sus hogares. ¿Hay uno sólo entre todos los romanos que tenga todavía el hogar
de su casa y la tumba de sus antecesores? No luchan y mueren sino para sostener
el lujo de los demás. Se los titula los dueños del mundo y no tienen nada de su
propiedad, ni siquiera un pedazo de tierra.”
Tiberio Graco en el año -133 fue
nombrado Tribuno por el bando popular. Nieto de Escipión el Africano, aunque
pertenecía a una noble familia había simpatizado siempre con la causa de los
más oprimidos. De vida virtuosa, inteligente y valiente, el pueblo lo admiraba
y más lo admiró cuando, recién nombrado Tribuno, quiso mejorar la pésima
situación a la que había sido reducido el campesinado romano y mandó al Senado
un proyecto de ley de Reforma Agraria: nadie podía poseer más de 200 hectáreas
de tierras públicas y el sobrante debía ser devuelto al Estado, que lo
distribuiría entre los pobres a razón de 12 hectáreas por familia. La mayoría
del Senado no lo recibió bien y cuando se estaban haciendo planes para la
distribución de 70.000 hectáreas,el bando oligarca acumuló cargos contra él, lo
acusó de demagogo y lo mató a palos, arrastrando después su cuerpo por la calle,
hasta el Tíber, para arrojarlo al río, dejándolo sin sepultura, como se hacía con los delincuentes más
perversos.
Diez años después de la muerte de
Tiberio, el partido popular eligió como Tribuno a su hermano menor: Cayo.
Fogoso orador, tan indignado contra la injusticia reinante como su hermano, se
propuso, con la intención de mejorarla, aún superar los proyectos de Tiberio. Comenzó
obrando con cautela, sin oponerse abiertamente a los ricos. Primero tomó
algunas medidas que favorecía a los caballeros y senatoriales. Después repartió
gratuitamente trigo a los pobres; construyó obras públicas para darles trabajo;
y estableció colonias agrícolas en las provincias conquistadas. Sin embargo,
cuando quiso conceder la ciudadanía a todos
los italianos, los romanos pobres temieron perder sus privilegios si los compartían, y
dejaron de apoyarlo. Abandonado por sus propios partidarios, amenazado de
muerte por los poderosos, al verse perdido, le pidió a un esclavo fiel que le quitara la vida, el
esclavo lo hizo y seguidamente se mató.
Discurso de Cayo Graco a los Censores
que lo acusaban:
“Diez campañas me obliga a hacer la ley,
he hecho doce. Después de un año puedo dejar mi cargo y hace tres que soy
cuestor. No hay festines en mi casa; no he gastado los dineros públicos ni he
recibido un as de regalo. Los cinturones que he llevado con dinero los he
traído de vuelta vacios. Otros hay que llevaron alforjas plenas de vino y las
retornaron repletas de oro.”
Pero hay testimonios anteriores. Del
siglo IV a.C., nos llegan huellas de lucha de clases: la llamada “Reforma de
Servio Tulio” fue una; sobre ella han escrito historiadores y comentaristas
como Tito Livio entre otros. Servio Tulio, hijo de una esclava, criado por la
importante familia de los Tarquinos se casó con una hija de Tarquino el Antiguo.
Al rey Servio Tulio, se le atribuyen
obras muy importantes, como el muro de Roma (muralla servia) del cual quedan
algunos restos, pero la más trascendente fue la Reforma institucional que
provocó el censo que pretendió ordenar la población según la fortuna, sin tener
en cuenta el origen, algo que antes se había hecho en Atenas, impulsada por
Solón y Clístenes, pero que a Sergio Tulio le costó la vida, porque su yerno
Tarquino el Soberbio, defensor de la aristocracia, lo asesinó.
Según palabras de Tito Livio, los
“padres” quedaron descontentos con el reparto de las tierras conquistadas entre
los plebeyos, algo que estimulado por Tarquino el Soberbio permitió rechazar la Reforma y asesinar a su
autor.
Si bien Servio Tulio fue tan querido por
los plebeyos, que todos los meses celebraban una fiesta en su honor, también es
muy posible que esa Reforma que lo comprometía tanto a él, no los hubiera
beneficiado tanto a ellos, pero sí a los que tenían riqueza, con lo que los
plebeyos hubieran quedado igualmente frustrados.
Sobre este tema escribe Engels: “Antes de suprimirse en Roma el cargo de rex,
quedó suprimido el antiguo orden social, fundado en los vínculos de la sangre y
lo sustituyó una verdadera Constitución de Estado, basada en la división
territorial y en las diferencias de fortuna (Timocracia). La fuerza pública
consistía aquí en el conjunto de los ciudadanos sujetos al servicio militar, no
sólo contrapuesto a los esclavos, sino también a la clase proletaria, excluida
del servicio militar y de llevar armas.” Las tierras conquistadas se repartían
sólo entre los que pertenecían a la clase dominante, los que hacían el servicio
militar.
Sin esclavitud y sin feudalismo, subyace
en las diferencias de clases de nuestra sociedad capitalista un núcleo
inalterado de primitivismo conceptual:
Citaba Tito Livio (59 A.C.) un discurso de Tarquino el Soberbio
(534 A.C.), último de los reyes etruscos de Roma, a los Senadores refiriéndose
a Servio Tulio: “Protegió a la clase inferior, a la cual pertenecía él mismo y,
envidiando la posición honorable de los otros, ha dividido entre las personas
más despreciables las tierras tomadas a los primeros hombres del Estado. Le ha
impuesto a los nobles las obligaciones que siempre habían sido comunes a todos.
Ha ordenado el censo para que se conozca la situación de los ricos y suscite la
envidia y para tener a mano la fuente a la cual recurrir en caso de necesidad,
para satisfacer a los ávidos.”(Livio.1.47)
![]() |
Tarquino el Soberbio |
¿Veinticinco siglos no han sido suficientes para cambiar demasiado al
hombre y a la sociedad?
¿O es que hay algo ya exasperadamente
vetusto en nuestra actual organización social que choca con el conjunto de la
evolución?
En la mitad del II milenio A.C. –hace 3500
años- los babilónicos, contemporáneamente con los egipcios, ponen
los cimientos del álgebra y crean ciudades.
Aunque sólo las mencione la tradición,
se da por segura la existencia en estas civilizaciones de revueltas campesinas;
por lo tanto, desde entonces debió haber grupos de privilegiados que, para cuidar
sus privilegios, ya usarían los mismos métodos de los que nos habla Lenin.
Como en todo par dialéctico, la lucha de
clases acompaña como sombra al cuerpo la existencia de clases dominantes y
dominadas. En las sociedades de clase
siempre hay lucha de clases. La “paz
social”, que ciertamente predomina en ellas mientras se conservan estables,
también es producto de su esencia contradictoria. En estos casos, la armonía de
las clases es un logro de las clases dominantes, un triunfo de su hegemonía,
que no suprime ni pretende suprimir la existencia de intereses que las oponen,
antagónicamente, a las dominadas.
El corolario ya fue pensado por Marx: la
lucha de clases cesará con el advenimiento de la sociedad sin clases. Es la
resolución lógica del conflicto; por lo tanto, será su resolución histórica.
Bibliografía.
Reflexión de Lenín sobre los métodos de
la clase dominante para mantener el poder.
Agosti. “Mito Liberal” pag: 61.
Las luchas sociales en la Roma del siglo
II. Los Gracos. Consecuencias de su fracaso.
Drago: Historia Antigua y Medieval
Las luchas sociales en la Roma del siglo
IV. Su triunfo: Tribunos de la plebe.
Kovaliof: Historia de Roma. Pag. 75 y
76.
Excelente investigación sobre los orígenes. Yo que estudié latín en la facultad, me indigna haber tenido tan lábil acceso a los textos políticamente interesantes. Y, luego, el entramado con Agosti y Lenin: impecable! Gracias, Hebe
ResponderEliminar