A propósito del teletrabajo
(Sobre una comunicación de Ester Kandel)
Ester Kandel, Magister de la UBA en
Ciencias Sociales del Trabajo, difundió algunas consideraciones acerca de la
problemática emanada del teletrabajo, expandido como parte del aislamiento
social promulgado a nombre del combate del covid-19. (1)
“La
imposición del teletrabajo, no regulado, produjo cambios de distinto orden y
con distintas reacciones que en los próximos meses serán motivo de análisis más
profundos sobre sus consecuencias. Frente a la imposición, para resguardar el
contacto social, algunos gremios tomaron recaudos y otros se reconvirtieron en
autodidactas abruptamente, como en el caso docente.”
Desde el punto de vista de la subjetividad, acuerdo con Alicia Stolkiner, cuando manifiesta: “…En un primer momento hubo una cierta sensación de euforia, de sobreadaptarse a la situación. Desde hace un tiempo a esta parte empezó una segunda etapa marcada por la aparición de gestos o situaciones de agotamiento o percepción de distintas emociones. También, de sentimientos de enojo. (…)
“Se observan manifestaciones diversas,
como las dificultades en el sueño, el mal dormir, las alteraciones del tiempo,
las modificaciones de las relaciones interpersonales, situaciones derivadas de
la readaptación de los vínculos en los grupos familiares, la convivencia, el
uso de los espacios del hogar. (…) Las
rutinas diarias mantienen ciertas angustias contenidas (…).”
Consigna
Kandel que, en tiempos de cuarentena, el retroceso del conjunto de las
condiciones laborales se manifiesta también en la justicia laboral.
“La
normalidad que se proclama de la justicia, no la encuentran los que inician un
juicio laboral, dado el tiempo de resolución prolongado a favor de las
patronales. Se presiona para acuerdos conciliatorios. Cada vez hay más acuerdos
conciliatorios que sentencias.
El Poder judicial, en general beneficia a los sectores del poder, a grandes buffet. Se prioriza la estructura en la faz punitiva y no para la defensa.”
Este
empeoramiento no es simple efecto colateral de la cuarentena, sino una preferencia
por los intereses propietarios, en detrimento de los trabajadores: “Los fueros
civiles y comerciales son los que tienen prioridad”. (2)
El
teletrabajo suele ser sufrido en particular por las mujeres:
“Muchas
trabajadoras realizan doble o triple jornada laboral (empleada, madre, ayuda
escolar). Los jardines maternales y las abuelas no pueden prestar ayuda”. (3)
Pero,
en general, el teletrabajo implica que “es otro el lugar físico de trabajo, son
otros los recursos materiales para hacerlo, es otro el ambiente laboral y la
interacción con el mismo (es el domicilio particular, presencia de otras
personas convivientes, otras actividades simultáneas de esas personas,
alteración de la vida familiar, no diferenciación entre vida laboral y vida
familiar, intromisión del empleador en la vida privada, jornada laboral sin
límites, costos laborales a cargo del trabajador/a, entre otras cuestiones). Por lo tanto insistimos en la
imprescindible negociación que permita arribar a un acuerdo basado en algunas
condiciones básicas como ser la limitada vigencia del mismo por un motivo
extraordinario como es la pandemia, el carácter voluntario de la participación
del trabajador/a en dicha modalidad como asimismo el dejar de trabajar en esas
condiciones cuando lo desee, el respeto de la jornada laboral, el derecho a la
desconexión, el derecho a la privacidad, la cobertura de la ART, el
resarcimiento económico por el consumo energético y mantenimiento/reparación de
los dispositivos utilizados entre otras. Es muy importante agregar que otro de
los objetivos buscados por la patronal con esta modalidad laboral es la
atomización del colectivo de trabajo y por lo tanto la desaparición de la
organización de los trabajadorxs en sus lugares de trabajo pilar insustituible
para que unitaria y solidariamente puedan defender sus derechos.” (2)
El pensamiento del Presidente
A estar por
sus dichos en la entrevista con Fontevecchia respecto del teletrabajo, al que
visualiza con la perspectiva de su futuro, surge la duda de si las inquietudes
de Alberto Fernández se sensibilizan por esta problemática, o más bien
transitan la cuestión con la óptica de la maximización de la rentabilidad
empresarial. “El teletrabajo es una modalidad que está funcionando…y uno
tendría que preguntarse cómo tiene que ser el salario del que hace teletrabajo
y el que tiene que hacer el trabajo presencial, porque el que hace teletrabajo
tiene menores gastos de transporte, de comidas fuera de la casa y demás. Son temas
todos que seguramente van a cambiar”.
Traduciendo al presidente: la introducción del teletrabajo disminuiría costo salarial y esto debería beneficiar a las empresas. Si ese razonamiento se trasladara a todo progreso de la productividad debido a la innovación tecnológica, llegaríamos al paradigma de que los salarios del capitalismo deberían haber mantenido a los trabajadores en las condiciones de vida del Medioevo
Video
Pero aún
situándonos en ese sesgo pro renta capitalista desde la que analiza el
teletrabajo el Presidente, hay que observar que, con el teletrabajo, la empresa
deja de invertir en los inmuebles y muebles que constituyen el lugar de
trabajo. Ese capital necesario lo está poniendo el trabajador, que pone su
propia casa al servicio de la empresa. Además, con el teletrabajo, el
trabajador se debería auto disciplinar, ahorrándole a la empresa la inversión
necesaria para el control disciplinario y asumiendo funciones de “emprendedor”,
esto es, la condición con la que se pretende justificar el privilegio
capitalista. Desde esa misma mirada, estos nuevos aportes de los trabajadores
deberían darle derecho a participar de la renta empresaria. Hablamos de autodisciplina en el teletrabajo
porque si se planea que el mundo disciplinario del trabajo invada – como
evidentemente está ocurriendo- el hogar
del trabajador, descomponiendo las reglas de la convivencia en el hogar, lo que
se haría es introducir una ingeniería social de resultados nefastos.
El teletrabajo en la educación
Sigue Kandel, sobre la coyuntura de la
cuarentena y la perspectiva educativa.
“La palabra de lxs docentes: el paso abrupto a una educación a
distancia y al teletrabajo (y “tele-estudio”) ha tenido un impacto altamente
negativo en términos de enseñanza y aprendizaje, atravesando a todo el sistema
sin distinción de nivel educativo.”
La actitud gubernamental agrava los efectos
“espontáneos” de la cuarentena, cuando vemos que, ante los variados problemas
de conectividad que estorban esta improvisada educación a distancia, “toda la
provisión de servicios y dispositivos corre por cuenta de lxs trabajadores, por
lo que cualquier mejora (ya sea en equipamiento, calidad de conexión o
formación docente) depende exclusivamente del salario docente…los vínculos
entre lxs docentes y sus estudiantes, salvo en el nivel primario, lxs docentes
lograron entablar contacto sólo con la mitad de sus estudiantes y la frecuencia
de ese vínculo no tiene fluidez y es intermitente en la mayoría de los casos,
sin excepción de nivel educativo.”
“Todavía está pendiente en nuestro país la cuestión de un desarrollo
soberano de alternativas digitales y tecnológicas de acceso gratuito para
docentes y estudiantes, con participación directa de estos actores en su
construcción.” (4)
Pero esta
línea soberana y humanista de pensamiento no parece inspirar la decisión del
Ministerio de Educación, que acordó la injerencia educativa de George Soros, el
eximio especulador que quebró nada menos que la soberanía monetaria de
Inglaterra y al que pondera como filántropo universal, según reza la siguiente
publicación:
El Ministerio de Educación y la fundación Open Society
acordaron proyectos en conjunto
La fundación Open Society,
fundada por George Soros, trabaja por la justicia, la gobernanza democrática y
los derechos humanos.
Estas
infaustas determinaciones gubernamentales ilustran la sentencia con la que
Kandel remata su trabajo:
“Finalmente, los datos
muestran que no hay una conciencia política evidente que esté movilizando las
preocupaciones acerca de las transformaciones de la educación, del sentido de
la educación pública, de las condiciones laborales del trabajo
docente. ¿Por qué sigue siendo tan difícil pensarnos y
reconocernos a nosotrxs como sujetxs políticxs y a nuestra tarea educativa como
un acto político?”
(1)
Ester Kandel: El teletrabajo,
Algunas consideraciones del trabajo a distancia, 16/6/2020.
(2)
Se apoya la
autora en las coincidencias de un panel sobre Crisis en la Justicia y la
situación de trabajadores, realizado el 20 de julio 2020, coordinado por Pablo
Kleiman (CTA Capital), Pablo Abramovich, secretario general de AJB, Karina
Albarracín, secretaria de género de FJA, Cristián Carro (Secretario general
Comisón interna Fuero del Trabajo UEJN)) y Matías Fachal, secretario adjunto de
la asociación judicial de CABA (youtube).
(3) Dicho por Karina
Albarracín en el panel citado.
(4) La educación en tiempos de pandemia: “Lxs docentes somos irremplazables (Carlos Blasco, Eduardo Contreras,
Ramiro Puertas, Silvio Seoane y Franco Solavagione, (2020)
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