¿Consumo nacional y popular?
(Reflexión a partir de una lectura de Jaime Fuchs)
Cuando nos hablan de modelo económico “basado en el mercado interno”, de “políticas keynesianas que estimulan el crecimiento por la demanda”, nos inducen a atribuir un contenido popular a esas consignas. La economía crecerá –soñamos- a partir de que “la gente”, o sea el común, tenga una mayor capacidad de consumo. ¿Pero es así? ¿De qué consumo se trata el consumo nacional? ¿Puede equipararse, siquiera por aproximación al consumo popular?¿Del consumo de quién se trata? ¿Cómo está la distribución del consumo en la Argentina?
Cuando nos hablan de modelo económico “basado en el mercado interno”, de “políticas keynesianas que estimulan el crecimiento por la demanda”, nos inducen a atribuir un contenido popular a esas consignas. La economía crecerá –soñamos- a partir de que “la gente”, o sea el común, tenga una mayor capacidad de consumo. ¿Pero es así? ¿De qué consumo se trata el consumo nacional? ¿Puede equipararse, siquiera por aproximación al consumo popular?¿Del consumo de quién se trata? ¿Cómo está la distribución del consumo en la Argentina?
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María Antonieta |
Todo el significado
revolucionario de la teoría heliocéntrica no residía en su carácter de novedad absoluta,
porque Copérnico, en realidad, había redescubierto lo que los griegos ya sabían
con Aristarco o Eratóstenes, lo de la Tierra redonda y girando alrededor del
sol, que el oscurantismo había enterrado durante 1500 años.
Jaime Fuchs acaba de terminar su libro “¿El capitalismo
argentino en su etapa final?”, en proyecto de publicación. Las concepciones de la economía y la sociedad
desplegadas en este trabajo no son nuevas
en la historia. Las ha sostenido el mismo Fuchs desde su juventud, y
corresponden al movimiento de su militancia aquella. Sin embargo, en el contexto de los olvidos y
negaciones actuales, su lectura ejerce un efecto “copernicano", porque la
acumulación de hechos de la realidad de este tiempo, que expone y ordena,
difícilmente deje ileso el discurso ideológico al uso en ninguna de sus
variantes predominantes, incluidas las de izquierda, o las llamadas “nacionales y populares”.
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Puerto Madero |
Cuando nos hablan de modelo económico “basado en el mercado
interno”, de “políticas keynesianas que estimulan el crecimiento por la
demanda”, nos hacen creer en el contenido popular de esas consignas. La
economía crecerá –soñamos- a partir de que “la gente”, o sea el común, tenga
una mayor capacidad de consumo. ¿Pero es así? ¿De qué consumo se trata el
consumo nacional? ¿Puede equipararse, siquiera por aproximación al consumo popular?¿Del consumo de quién se trata? ¿Cómo está la distribución del consumo
en la Argentina?
Fuchs cita un trabajo de Tomás Raffo y Claudio Lozano, “Notas
sobre la distribución del ingreso, el consumo popular y el consumo superior” (1) del que podemos extractar el siguiente cuadro:
¿Qué conclusiones
sacamos de estas cifras?
Contra lo que el sentido común puede creer, salta a la vista que la mayor parte del
consumo nacional no es consumo popular, sino consumo elitista. En 2005, la
pequeña fracción de los patrones consumía
mucho más, 59% más, que todo el resto del país (61,5 a 38,5).
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Composición de la población: Patrones 3,8%; No patrones 96,2% |
Así como se lee y se ve: una ínfima parte de la población, 3,8%, es responsable de la mayoría del consumo. Casi la totalidad de la población, el 96,2%, recoge poco más que las migajas de la torta.
Tamaña distribución del consumo se relaciona con el consumo per cápita de los dos sectores.
¿Herencia neoliberal que el modelo “nacional y popular” está revirtiendo?
Tamaña distribución del consumo se relaciona con el consumo per cápita de los dos sectores.
¿Herencia neoliberal que el modelo “nacional y popular” está revirtiendo?
¡No! La
concentración del consumo en la elite resulta más grave en 2005 (61,5%) que en
2001 (54,2%).
Pero para dar
una idea de qué tipo de consumo es el de la elite, podemos estimar su consumo por
grupo familiar.
Así, si
suponemos que el consumo fuera de $8.000 (en el caso de la familia promedio popular), el consumo de la familia de elite
sería $323.516 por mes
(61,5/3,8) /
(38,5/96,2) x $8.000= $323.516
$8.000 es el promedio de ingresos por hogar de los deciles 1 a 9 según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC correspondiente al segundo trimestre de 2014.
Dejamos librado a la imaginación del lector qué clase de consumos excéntricos puede llegar a componer el de una familia que gasta mensualmente esa suma, para que las mayorías populares vivan en perpetuo estado de zozobra.
$8.000 es el promedio de ingresos por hogar de los deciles 1 a 9 según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC correspondiente al segundo trimestre de 2014.
Dejamos librado a la imaginación del lector qué clase de consumos excéntricos puede llegar a componer el de una familia que gasta mensualmente esa suma, para que las mayorías populares vivan en perpetuo estado de zozobra.
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Sans Culottes |
A más de toda
esta miserabilidad moral, el keynesianismo proclamado resulta, desde el punto de vista productivo otro
fraude: la esquisita demanda del grupo minoritario no es la de los masivos
consumos populares. Por lo tanto, se orienta a refinamientos que satisface la
importación, no la producción nacional. Esto también es resaltado por Raffo y
Lozano, que muestran con cifras cómo las importaciones de artículos de consumo
en nada envidian a los tiempos de la convertibilidad. Y esto se relaciona con
las crisis de falta de divisas que históricamente frenan la economía nacional. Dado que las trabas proteccionistas a las importaciones no afectan por definición lo que la industria
nacional no produce, nuestra aristocracia continúa sin tropiezos su glamoroso consumir. Para eso no habrá restricción de divisas.
- . -
Resumen y fuentes:
Distribución del consumo nacional
Consumo Consumo
del Resto Patronal
96,2% 3,8%
de las personas de las personas
% Consumo Año 2001 45,8% 54,2%
% Consumo Año 2005 38,5% 61,5%
CTA: Instituto de Estudios y Formación